Serie de retratos a mujeres zapotecas que se atrevieron a romper los esquemas sociales impuestos por su comunidad y han cambiado su vida de manera significativa. En una región como San Blas las opciones para la mujer son muy limitadas, se les educa para ser bordadora, totopera, panadera o producir curado de ciruela y nanchi, sin embargo surge la primera generación que se ha retado y demostrado su capacidad. Actualmente hay Ingenieras doctoras, maestras, abogadas y otras profesiones.
Aidé, con admirable valentía retomó el negocio de sus padres, la fabricación de curado de ciruela para dar empleo a su comunidad; Mar, médico cominutaria de extrema marginación y pobreza que viaja horas en caballo, lancha o camiando para llegar a los puelos más olvidados llevándoles atención médica y esperanza de vida; Adela Miranda, panadera de oficio y poeta de sangre da voz a su pueblo escribiendo en su idioma natal, el zapoteco. Representan una inspiración para las demás mujeres del pueblo. Historias distintas con objetivos comunes: equidad, respeto y libertad.
Sólo tengo un ala para volar.
San Blas Atempa, Oaxaca
2016
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